La psicoterapia

Por un lado, podríamos considerar a la psicoterapia como un sinónimo de tratamiento psicológico, pero, por otro, ese término alude a un modo de abordaje de los problemas psicológicos en el que no es necesario ser un psicólogo clínico (psicólogo especialista en psicología clínica), sino un generalista (un licenciado en psicología que no posee el título de especialista en psicología clínica).

En general, se ha considerado a la psicoterapia como lo que define a cualquier tratamiento psicológico de acuerdo a una teoría o escuela psicológica determinada (conductista, cognitivista, psicoanalítica, interpersonal, constructivista, sistémica….). Se podía decir que, mientras el psicólogo clínico debe conocer todas las teorías que permiten abordar con éxito el tratamiento de cualquier trastorno o problema psicológico, el psicoterapeuta pueda limitarse a tratar de acuerdo a una sola teoría.

Otro aspecto que se puede destacar dentro del concepto de psicoterapia es lo que se prima en la propia relación que se establece entre psicólogo y paciente. Según la teoría que maneje, será un psicólogo que tratará de que el paciente acceda a una normalidad tal y como él la conceptualiza; o será alguien que actuará más o menos activamente con el paciente; o lo tratará de una forma más o menos cercana; será alguien que oriente y aconseje o que deje que el paciente llegue a sus propias conclusiones; o acogerá y se sentirá implicado en las sesiones en las emociones de su paciente o se mantendrá lo más aséptico posible ante ellas. No se trata de si unas son mejores que otras, sino del respeto que el psicólogo tenga a las ideas o ideales de su paciente, a su manera de entender lo que pueda favorecer su bienestar, o incluso a sus convicciones personales a la hora de decidir lo que está bien o mal y asumir sus responsabilidades ante la ley de acuerdo a ese criterio.

Nosotros pensamos que el paciente ha de ser bien acogido, se ha de sentir escuchado, pero no ha de verse guidado como si fuera un niño ni obligado a adaptarse a nuestros criterios éticos o de comportamiento. Acompañamos a cada paciente para que encuentre las razones de su sufrimiento y las vías para salir del mismo, pero sin considerar que la vía que él elija será ni peor ni mejor que la que nosotros tomaríamos. Es decir, queremos que de nuestros tratamientos salga una persona libre, capaz de decidir y que se sienta bien porque ha encontrado su propia forma de resolver sus problemas o conflictos psicológicos.

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